miércoles, 26 de septiembre de 2007

Mito y realidad

Podríamos trasladar aquella alegoría del "Mito de la Caverna" que escribió Platón en el VII libro de "La República" a la vida del hombre hoy en día. Comenzaré con un resumen del mito para luego hacer una comparación con la actualidad. El filósofo griego utilizó una alegoría para manifestar la relación entre el ser humano y la falta de conocimiento. Describió a unos prisioneros, desde su nacimiento, en una caverna atados con cadenas y colocados de forma que sólo podían mirar hacia el fondo de la cueva. Detrás de ellos y en dirección a la salida, un pasillo, un muro y luego una hoguera. Por el pasillo del muro circulaban hombres cuyas sombras, gracias a la iluminación del fuego, se proyectaban en la pared que los prisioneros podían apreciar. En esta situación los prisioneros creían que las sombras que veían y el eco de las voces que oían era la realidad. Sin embargo, la verdad es que el mundo que estaba afuera de la caverna era el mundo real.
Esta alegoría pone en manifiesto que los seres humanos pueden engañarse a sí mismos y es repetida durante la historia por varios filósofos. También se hace alusión a este tema en el libro "La Vida es un sueño" de Calderón de la Barca y en la película Matrix.
Sin ir mas lejos, sólo por poner un ejemplo, nos fijemos en los hombres de Bin Laden, que se le han enseñado ciertas creencias monolíticas y que fueron condicionados desde su nacimiento, sin pluralidad ideológica y sin la posibilidad de crecer en un entorno amplio y democrático. Pero no sólo a este tipo de religión y cultura me refiero. Sucede que casi todos nacemos como prisioneros, atados con cadenas. Debemos tratar de romperlas para poder mirar a nuestro alrededor, razonar de manera lógica y ver la realidad que no sea a través de condicionamientos mentales. No nos dejemos manejar como marionetas de maderas. Aunque no es simple y esperemos que todos los días haya algún avance en el corto camino de la vida y, más aún, si se trata de los enigmáticos designios del destino.
Yo, Diego